Desde los orígenes de internet, el protocolo IPv4 ha servido para identificar dispositivos con direcciones de 32 bits. Ese espacio, de unos 4.300 millones de direcciones, fue suficiente al principio, pero con la expansión de la red, el acceso desde dispositivos móviles, IoT y servicios en la nube, se volvió a todas luces insuficiente, ¡y había que hacer algo para solucionarlo!
Para conseguirlo, y garantizar además un crecimiento sostenido de la red de redes, se diseñó el protocolo IPv6, una evolución con un espacio de 128 bits, nuevas capacidades y una arquitectura mucho más eficiente. De ahí que sea importante que comprendan qué aporta IPv6, y cómo convive con IPv4 durante la transición en la que estamos inmersos, pues les ayudará a planificar redes, servicios y seguridad en el internet actual.

Qué es IPv6
IPv6 es la versión más reciente del Protocolo de Internet, diseñada como sucesora de IPv4 con un objetivo muy claro: ampliar el espacio de direcciones a 128 bits y sostener así el crecimiento de la red.
Esta opción define un encabezado más simple con extensiones, favorece la autoconfiguración y el enrutamiento eficiente, y habilita prácticas de seguridad web y privacidad manteniendo la conectividad extremo a extremo a escala. Sus direcciones, como veremos un poco más adelante, usan notación hexadecimal separada por dos puntos y abreviaciones con “::”.
Ahora bien, IPv6 y IPv4 no son interoperables sin mecanismos de transición, por lo que suelen convivir en doble pila.
Diferencias entre IPv4 e IPv6
Más allá del tamaño de las direcciones, detalle más que evidente, IPv6 introduce cambios que afectan al diseño, el funcionamiento y la seguridad de las redes, y que les interesa conocer a la hora de trabajar con ellas.
- Espacio de direcciones: Los 32 bits de IPv4 dan para alrededor de 4.300 millones de direcciones, mientras que los 128 bits de IPv6 elevan dicha cantidad a en torno a 3,4×10^38, lo que hace que el número finito de direcciones de red deje de ser una preocupación. Utilicen una calculadora IPv6 y lo verán por ustedes mismos.
- Encabezado y tratamiento de paquetes: IPv6 simplifica el header, mueve opciones a ‘extension headers’ y elimina checksum. La fragmentación pasa a extremos, lo que mejora el enrutamiento.
- Compatibilidad y transición: IPv4 e IPv6 no son interoperables de forma nativa, lo que hace que haya que recurrir a la doble pila, los túneles o la traducción
- Autoconfiguración y direccionamiento: SLAAC permite asignación sin servidor y reduce la dependencia de NAT, favoreciendo la conectividad extremo a extremo y simplificando la administración.
- Modelo de difusión: En IPv6 desaparece el broadcast. Se utilizan multicast y anycast, reduciendo ruido y optimizando descubrimiento y servicios.
- Calidad y seguridad: Este nuevo protocolo cuenta con Flow Label para QoS y soporte para IPsec/privacidad. Sus beneficios dependen del diseño, no son automáticos.
Ventajas de IPv6
El aumento de direcciones de red, por sí solo, ya supone todo un avance por parte de IPv6. Sin embargo, es importante que sepan que ofrece otros beneficios técnicos y operativos que son determinantes para las redes modernas.
Amplía el direccionamiento, simplifica la gestión y mejora aspectos como la eficiencia y la escalabilidad, además de habilitar prácticas sólidas de seguridad y rendimiento cuando está implementado.
- Espacio masivo de direcciones públicas: Sus 128 bits habilitan subredes amplias y conectividad extremo a extremo, reduciendo la dependencia de NAT y CGNAT.
- Autoconfiguración flexible: SLAAC permite que los equipos se configuren automáticamente. DHCPv6 aporta parámetros, facilita despliegues a gran escala y movilidad con control administrativo.
- Encabezado simplificado: IPv6 traslada opciones a cabeceras de extensión, elimina checksum y deja la fragmentación en los extremos, acelerando el reenvío y mejorando la eficiencia.
- Multicast y anycast por defecto: Desaparece el broadcast, se reduce tráfico inútil y optimizan descubrimiento, servicios y distribución de contenidos.
- Calidad de servicio: El Flow Label identifica flujos para tratamiento en red, muy útil para voz, video y aplicaciones sensibles a la latencia.
Impacto en la seguridad y el rendimiento
En términos de seguridad, IPv6 ofrece funcionalidades que deben activarse y gestionarse. IPsec, por ejemplo, está soportado a nivel de protocolo, pero su uso depende de la implementación. Además, las extensiones de privacidad de SLAAC (RFC 8981) generan direcciones temporales para dificultar el rastreo de dispositivos.
Por otro lado, la ausencia de NAT no reduce la seguridad, pues la protección proviene de cortafuegos con estado, listas de control y buenas prácticas. Ahora bien, conviene que tengan en cuenta que algunos equipos filtran paquetes con cabeceras de extensión, lo que exige pruebas y ajustes de políticas.
En términos de rendimiento, una dirección IPv6 puede mejorar latencia y estabilidad al evitar cuellos de botella de CGNAT y al simplificar rutas. Operadores y CDNs reportan ventajas, especialmente en redes móviles, pero el resultado final depende del peering y de la calidad del despliegue.
Cómo activar y usar IPv6
Activar y usar IPv6 es sencillo si se tienen claros los pasos a seguir y los requisitos previos, por eso hemos elaborado una breve guía que les ayudará a hacerlo con total garantía.
- Verificar que su ISP ofrezca IPv6 y el método (DHCPv6-PD, PPPoE o estático).
- Actualizar el firmware del router/CPE y habilitar IPv6 en la WAN según el proveedor.
- Configurar la delegación de prefijo (/56 o /60) para repartir subredes /64 en LAN.
- Activar RA/SLAAC y, si necesitan parámetros extra, habilitar DHCPv6 para DNS.
- Definir políticas de firewall permitiendo ICMPv6 esencial, evitando bloquear RA, NS/NA y Packet Too Big.
- Asignar DNS y publicar registros AAAA para sus servicios o web. Con IPv6 las DNS de Google pueden serles de utilidad.
- Comprobar la conectividad y la estabilidad con ping6, traceroute6 y haciendo pruebas de navegador.
- Revisar la monitorización, los logs y las latencias, ajustando MTU si hay fragmentación.
- Planificar la transición y el soporte.
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Retos en la adopción de IPv6
Aunque IPv6 es la evolución natural de internet, su adopción presenta ciertos retos tanto a nivel técnico como organizativo, y saber cuáles son, y cómo afrontarlos, les ayudará a planificar las migraciones y evitar sorpresas.
- Disponibilidad y compatibilidad: Aplicaciones, equipos o funciones carecen de paridad con IPv4. Validen los proveedores y el firmware para evitar regresiones.
- Red y proveedor: No todos los ISPs entregan DHCPv6-PD o prefijos adecuados. El CPE debe soportarlo y repartir /64 en LAN.
- Seguridad: Bloquear ICMPv6 rompe PMTU y vecindad. Permitan tipos esenciales y auditen cabeceras de extensión.
- Complejidad dual stack: Planifiquen el direccionamiento, el monitoreo y las reglas duplicadas. Con Happy Eyeballs, el diagnóstico exige revisar ambas rutas.
- DNS y contenidos: Publicar AAAA, ajustar balanceadores/CDN y probar clientes mixtos.
- Transición: NAT64/DNS64 o 464XLAT facilitan IPv6-only móviles, pero añaden capas y fallos.
- Personas y procesos: Formen equipos y sigan guías de despliegue.
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Futuro del protocolo de internet
El salto de 32 a 128 bits hace que IPv6 disponga de un espacio de direcciones gigantesco, inabarcable, capaz de sostener el crecimiento de la red durante muchos años. Esto, en la práctica, significa menos dependencias de NAT y más conectividad extremo a extremo. Por eso, a medida que los operadores y servicios lo habilitan, la red gana escala, simplicidad y resiliencia a diario.
Esto hace que el espacio vaya a seguir siendo holgado durante muchas décadas más, así que ahora que no hay problema con esto, ¡solo queda que se decidan a llenarlo!